domingo, 10 de agosto de 2008

Diálogos

Don oso,

Si pudieras estar aquí yo seguramente ya te hubiera platicado con lujo de detalles sobre él motivo que me trae esbozando sonrisas bobas a últimos días, imaginando tantas cosas, y ya te hubieras dado cuenta de que tanto se ha metido dentro de mí este cabrón.

Y seguramente me dirías que no sea pendeja, que actúe como la cabrona que siempre he sido y tu tanto has admirado, me hacen falta tus palabras para darme cuenta de cómo la estoy regando al buscarlo, y al entregarle (poco poco pero) todo de mi.

Pero escucharías también tal vez perplejo de las cosas que me dice, mientras el estúpido sentimiento falla al camuflajearse por una emoción simple y a todo esto tendrías también una respuesta…

Y estoy segura que sería algo así como: Rox no mames los hombres decimos muchas cosas para acostarnos con una mujer, tú lo sabes, eso no es ninguna novedad para tí! Eres una mujer guapísima con la que muchos hombres quisieran estar, pero si todos esos cabrones te conocieran como yo te conozco o tan solo un poco como te han llegado a conocer algunas otras personas (sin dar nombres) caerían redonditos ante ti… eres una mujer inteligente, guapísima, hermosa, cualquiera se puede enamorar de ti en un chingadazo sin darse cuenta.

Y sí, lo sé, pero también entonces te preguntaría como chingados le hago para arrancarlo de aquí (si tanta telepatía ya me hizo perder los últimos estribos de sanidad mental que quedaban en mí) cómo le hago para des-obsesionarme?

Tu que eres hombre deberías de saber estas cosas, pero claro tampoco puedo olvidar tus palabras…

Y entiendo, sé que tu nunca pudiste ser un cabrón porque me tuviste a mí en tu vida, porque viste en mí y en mi mamá todo lo que un hombre pasado de lanza puede provocar en una mujer… y tu me lo me lo dijiste…

Entonces, volvemos al mismo lugar y tu no estás aquí para escucharme e instarme a ser la perfecta cabrona, la seductriz de hielo…

Y entonces sigo cayendo en el juego.

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